El cambio educativo desde la teoría hasta la práctica escolar.

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Dr. Orlando Valera Alfonso. CU.


Quizás el fenómeno educativo más generalizado, global en la educación actual sea precisamente el cambio educativo o las transformaciones educativas o escolares, como también se le denomina. Está presente prácticamente en todos los países; en todas las culturas, la oriental; en Europa, Norteamérica, Latinoamérica, incluso en los países que se identifican como socialistas.

 

Su razón está en la necesidad de modificar la educación, en particular la escolar para que esté al nivel de las exigencias que reclama el actual proceso de globalización, universalización, informatización e integración que sufre el mundo.

 

Tal es la importancia que ha pasado al primer punto de la agenda del concierto de las Naciones Iberoamericanas, por ello ha estado presente desde 1992 en las Cumbres Iberoamericanas de Jefes de Estado y Presidentes de Gobierno y muy especialmente en el marco de  este evento, se efectuó en Noviembre de 1997 en Argentina el Congreso Iberoamericano de Educación con el tema ¨Las Transformaciones educativas en Iberoamérica. Tres desafíos: democracia, desarrollo e integración¨. (OEI, 1998)

 

La insatisfacción con la escuela como institución social educativa es un viejo problema, que ante la nueva coyuntura mundial, toma ribetes dramáticos. La crítica a la educación escolar no se hace esperar, parte  de todos, desde los políticos, la sociedad en general, los padres, las empresas industriales, comerciales o de servicios, el mundo financiero, los programadores y directivos de la educación y hasta sus principales actores: maestros y alumnos, expresan su inconformidad con el proceso educativo, sus resultados  en cuanto a calidad y por supuesto las condiciones materiales, tecnológicas y los presupuestos para el  financiamiento de la educación.

 

Es casi un slogan de la época decir que la educación se ha quedado a la zaga del desarrollo económico y social del mundo actual, que no prepara al ciudadano que nuestras sociedades demandan y lo que es peor, el que el futuro requiere, por lo que no es el factor fundamental del progreso como realmente le correspondería.

 

Esto ha generado la inquietud y ocupación de la mayoría de los gobiernos latinoamericanos que en diferentes grados han estado produciendo medidas que van desde el incremento de los presupuestos educacionales (E. Ottone, 1998), hasta el dictado de políticas educativas emergentes, en muchos casos impelidos por organismos y organizaciones internacionales como la UNESCO, el FMI, el Banco Mundial, la OEI, etc. Pero en todos los casos se está dando como respuesta un proceso de transformaciones en los Sistemas Educativos Nacionales que con llevan a la remodelación o restauración de la educación escolar, bajo las más diversas denominaciones:

 

¨      Modernización educativa

¨      Reforma de la enseñanza o de la educación

¨      Revolución educacional

¨      Reordenamiento educativo

¨      Perfeccionamiento o perfeccionamiento continuo o sencilla y genéricamente: transformación educativa, escolar o del sistema educativo.

 

Lo que está claro es que de todas maneras se está abogando por un cambio educativo, y que la palabra ¨cambio¨ es la ¡ palabra de orden¡.

 

Pero el cambio educativo puede asumir diferentes acepciones o direcciones según las conceptualizaciones filosóficas, sociológicas, pedagógicas y antropológicas que se asuman como sustento teórico de un fenómeno más macrológico que es la política educativa.

 

Una primera consideración importante al revisar la literatura sobre el tema, cada vez más copiosa y amplia, es que hay una tendencia a identificar la noción de cambio educativo con la transformación educativa; y en los últimos tiempos, en el lenguaje técnico o más especializado o pedagógico se tiende a utilizar esta última denominación; mientras que en el lenguaje de los políticos, politólogos, sociólogos y analistas de las tendencias mundiales, se emplea con preferencia la segunda.

 

En mi opinión el análisis terminológico no es un simple hecho semántico, sino que en el subyacen importantes consecuencias conceptuales y que obligan a la reflexión teórica acerca del problema, para llegar a definiciones precisas que implican acudir al auxilio de infinidad de ciencia concomitantes.

 

En el  presente trabajo trataremos de abordar la arista filosófica de la definición de cambio educativo, por considerar que es la que le aporta su esencialidad en cuanto, la noción de "cambio" en su concepción general como la de "educación",  constituyen dos categorías básicas para cualquier orientación, tendencia, corriente o sistema filosófico contemporáneo. Es más aun, considero que entre las nuevas categorías fundamentales que se deben integrar a la Filosofía de la Educación, como una de las disciplinas básicas actuales de las Ciencias de la Educación, está justamente la categoría cambio educativo.

 

Una segunda consideración es la referida a la necesaria distinción entre los términos cambio y transformación. Para mi, fundamentado en la Filosofía Marxista y sin excluir otras orientaciones importantes, que aportan a una dialéctica materialista, la categoría "cambio"  es más esencial y general, en tanto expresa un estado de modificación de hechos, fenómenos, procesos ligados incluso a la existencia misma del mundo material y espiritual de los hombres; es un estado de la realidad modificable o en modificación, como expresión del movimiento, forma de existencia de la materia y del propio mundo (naturaleza, sociedad y pensamiento). En este sentido, entonces, las direcciones y formas que adopte el cambio produce o se expresan en transformaciones de la parte de la realidad implicada en el cambio en cuestión, lo que necesariamente es constitutivo de un proceso.

 

Por tanto, definimos al cambio como un proceso de transformación, que en el campo de las ciencias sociales, suele estar asociado  a una modificación deseada en cierta direccionalidad, en determinadas condiciones y con determinados recursos y medios de los cuales se es consciente y que opera como un reflejo anticipado de lo que se quiere lograr y el cómo lograrlo. Lo que generalmente ha de hacerse en situaciones de extrema complejidad y cierta incertidumbre  de la eficiencia de las acciones previstas, que conllevan, por lo común, a determinación de metas, objetivos parciales o etapas que dan un sentido de gradualidad a dicho proceso. Estas ideas quedan expresadas sintéticamente en la sección inicial del esquema que aparece en el anexo I identificado como ¨Aspectos filosóficos y teóricos generales del cambio educativo¨.

 

La comprensión del cambio en el campo de la educación como fenómeno social global complejo, requiere también de un conjunto de reflexiones filosóficas que abarcan como hemos venido haciendo un amplio espectro de problemáticas de tipo ontológicas, gnoseológicas, epistemológicas, metodológicas, lógicas y axiológicas. Sin embargo, con el ánimo de no  complejizar aun más nuestro estudio, trataremos de ofrecer de manera resunta la naturaleza y esencia del cambio educativo.

 

Para ello, es necesario, en primera instancia, asumir una definición de la categoría educación, en tanto fenómeno social, universal y eterno. Tarea  extraordinariamente difícil por la diversidad de conceptos que se han desarrollado en todas las épocas y latitudes como apuntan trabajos que se han  dedicado a complicarlas y sistematizarlas (R. Medina, R. Rodríguez y L. García, 1993; entre otros).

 

Como un primer requisito para arribar a esta definición de educación es importante concebir su extensión dentro de la sociedad; que marcha hoy en día, desde las potencialidades y efectos educativos reales de toda sociedad, en toda la extensión de su estructura que nos conduce a la noción de ¨sociedad educativa o pedagógica¨, hasta su circunscripción a la educación escolar considerando a la escuela como la institución a la que la sociedad le ha confiado esencialmente la misión educativa.

 

Sin embargo, las fronteras educativas de la escuela se han borrado en el mundo contemporáneo con respecto a la sociedad a la que pertenece y a la que debe integrarse a nivel mundial producto del creciente proceso de internacionalización y globalización de las economías, el acelerado avance científico – tecnológico y la generación de nuevos patrones de producción y de organización del trabajo. (D. Filmus, 1998). En consecuencia en la actualidad se tienden a definiciones sociológicas de la educación enclavadas en modelos económicos perspectivos y alternativos para penetrar de esta manera en la pedagogía, (o/y ciencias pedagógicas y de la educación, O. Valera, 1998) en tanto objeto de estudio de esta ciencia y a su vez categoría especial y fundamental de la misma.

 

Por ello, cualquier definición de cambio educativo pasa por este enfoque sociológico de la educación como gestión formativa o desarrolladora de un ciudadano pleno, o al menos apto para constituirse como sujeto en su respectivos medios socio – culturales, pero con la capacidad de penetración y adecuación a otros entornos en una dimensión cada vez más universal.

 

De aquí que los eslabones de engarce entre las categorías ¨cambio¨ y ¨educación¨ en la determinación de una conceptualización del ¨cambio educativo¨ sean las categorías ¨desarrollo y formación¨, expresión tanto en lo filosófico, psicológico como en lo pedagógico de determinados procesos de  transformación sistemática, sujeta a la ley o regularidad que da paso de un nivel a otro del fenómeno en cuestión o a la aparición de otro. (M. Rosental y P. Iudin, 1981).

 

La determinación de los procesos de desarrollo o de formación en el campo de la educación, presenta un alto grado de indefinición, tratamiento arbitrario o de desconocimiento por parte de muchos autores. Es frecuente que procesos importantes dentro del fenómeno o actividad sean manejados como desarrollo o como formación indistintamente. Así por ejemplo, categorías tan ligadas al objeto mismo de la pedagogía por constituir finalidades de la educación como la personalidad, se le identifique comúnmente tanto, como formación de la personalidad, así como desarrollo de la personalidad. Algo similar ocurre con la formación o desarrollo de hábitos, habilidades y capacidades en los estudiantes, por citar otro ejemplo.

 

Comparto los criterios de M. Rosental y P. Iudin (1981) de que el desarrollo es un proceso de automivimiento de lo inferior a lo superior que pone de manifiesto y realiza las tendencias internas y la esencia de los fenómenos, por lo que es expresión de cierta inmanencia, de cierta predeterminacion de su curso, que conociendo la esencia del fenómeno, las leyes, regularidades y tendencias que lo caracterizan, permite su conducción en determinada direccionalidad y hasta determinados ritmos.

 

El concepto formación por su parte, seria la dirección o conducción consciente del desarrollo y constituye una categoría especial para las ciencias sociales o humanistas, y de singular significación para la pedagogía en tanto el fenómeno educativo es frecuentemente o esencialmente un fenómeno dado por una actividad formativa.

 

Asi por ejemplo, la personalidad como producto más acabado del psiquismo humano que caracteriza aquellas cualidades o rasgos psicológicos que determinan la singularidad de cada individuo humano como refracción de las influencias sociales, tiene un curso evolutivo regido por determinada leyes o regularidades que se expresan en las tendencias de su desarrollo, pero de lo que se trata en la educación es sobre la base de este conocimiento, dirigir, modelar las influencias que permitan darle direccionalidad, imprimirle un ritmo a su desarrollo, todo lo cual se convierte de hecho en un proceso formativo. De aquí que la formación de la personalidad de los educandos sea una categoría fundamental de la pedagogía como expresión de la educabilidad de que es susceptible todo ser humano. También es importante señalar que con frecuencia se le da a la categoría formación la acepción de instancia creada, establecida o de estado del proceso, como cuando por ejemplo nos referimos a determinadas formaciones de la personalidad como constructos de esta, recordemos que en el campo de constructivismo contemporáneo y de la propia psicología genética piagetana como antecedentes de este, es frecuente referirse a constructos como las nuevas estructuras aparecidas en el desarrollo psicológico humano; podemos citar a manera de ilustración determinadas orientaciones valorativas de la personalidad de un sujeto, o determinados rasgos de carácter, determinadas capacidades instauradas como las de tipo intelectual, etc.

 

La categoría formación también es tratada en la literatura científica actual como una macrocategoría que engloba todos los procesos constitutivos del sujeto, de la formación de su personalidad, del curso de su desarrollo psíquico y por ende, la educación es subordinada a ella. Hasta llega a definirse como rectora en el cambio social al que se aspira, “como una función social de transmisión del saber... que se ejerce en beneficio del sistema socioeconómico o, mas generalmente de la cultura dominante” e incluso como “institución” en tanto funciona como “un dispositivo organizacional” (G. Ferry, 1991).

 

Esta manera de enfocar a la formación es adoptada por infinidad de autores, especialmente europeos y muchos latinoamericanos. En Colombia, por ejemplo, puede apreciarse en los trabajos de Mario Díaz, Eloisa Vasco, Carlos E. Vasco, entre otros.

 

Las conceptualizaciones y posiciones que adopto respecto a las categorías desarrollo y formación me permiten argumentar que el cambio educativo debe ser desarrollador del sujeto y debe darse mediante un proceso formativo del mismo, por lo que la noción de educación desarrolladora elaboradora por el enfoque histórico cultural vigotskiano considero que es la alternativa más válida teórica y metodológica.

 

De esta manera el proceso de desarrollo de la personalidad humana puede ser dirigido educativamente en una directriz formativa determinada que permite establecer un modelo de hombre a alcanzar en las condiciones de los sistemas educativos nacionales.

 

Este proceso dado en el sistema para alcanzar el modelo se produce en dos dimensiones educacionales: una mas general, macrológica, mas diluida en el carácter sociológico, eterno y universal del fenómeno educacional y otra más particular o propiamente pedagógica.

 

La primera dimensión es objeto de estudio de Ciencias de la Educación como la Filosofía y la Sociología de la Educación y tocan al campo de la conceptualización misma de la educación como fenómeno social global y a las políticas educativas asentadas sobre determinadas nociones de la economía, la dirección y la planificación de la educación. Por ello su cuerpo categorial básico esta representado en nociones tan generales como humanización, socialización, educabilidad o educatividad como puede observarse en la parte final del anexo que acompaña a este trabajo con el titulo Aspectos filosóficos y teóricos generales del cambio educativo.

 

No es objetivo nuestro agotar estas categorías, por demás contradictorias, cuestionadas y muy debatidas en la actualidad, pero si al menos es necesario dejar claro que cualquier concepción de la educación de los hombres y mujeres, que cualquier esfuerzo por modificarla por necesidad de la época o inconformidad con el tipo o grado de formación de la personalidad de estos según un modelo social determinado, siempre debe partir de una concepción de la esencia humana, del cuestionamiento mismo de qué es el hombre, de la naturaleza social de esta esencia y del peso que lo social puede tener en su formación, amen de los factores genéticos, constitucionales, psicológicos, circunstanciales o de otra índole. Por ello, humanización y socialización están presentes en cualquier definición de educación o cambio educativo y nos conducen al cuestionamiento de las reales posibilidades de educar a estos hombres y mujeres en la dirección deseada (educabilidad) y de las que tienen los medios con que cuenta la sociedad para dirigir este proceso formativo, en especial la institución a la que se le ha encargado esta tarea, la escuela, y su principal artífice, el maestro (educatividad) (MEN, CNA, 1999).

 

La segunda dimensión terrenaliza este proceso al acto educativo mismo, en particular en el contexto institucional escolar, dando paso a los principales conceptos con los que opera cualquier teoría pedagógica: instrucción, enseñanza, aprendizaje. Ambas dimensiones con su cuerpo categorial y conceptual deben integrarse dialécticamente en sistema, que como todos deben tener determinadas propiedades, estructuras y funciones. Solo así se puede lograr la coherencia y armonía interna y externa del proceso educativo y del proceso de dirección al cambio educativo.

 

Por ello lograr el cambio educativo, o la transformación escolar no es un acto de buena voluntad o de simple intencionalidad política o social, es un complejo proceso que involucra a toda la sociedad desde una posición cosmovisiva, filosófica, desde un balance crítico de lo transformable en sus actuales y futuras condiciones y con los recursos de la ciencia y la técnica, en especial de la pedagogía, las ciencias pedagógicas y las ciencias de la educación (O, Valera, 2000).

 

El cambio educativo, es por tanto, un complejo proceso de transformación social que en su abordaje científico se asumen determinados principios pedagógicos, que son expresión de leyes y determinadas regularidades en la explicación del fenómeno educativo que tienen sus particularidades según las tendencias y corrientes pedagógicas adoptadas. Este lado cienciológico, epistemológico o de filosofía de la ciencia debe estar presente en el análisis de toda perspectiva teórica de la investigación y puesta en practica de cualquier noción de cambio educativo, pero lamentablemente no es así. Quizás las altas exigencias sociales contemporáneas a la educación, a los sistemas educativos nacionales, a los modelos pedagógicos y a la escuela como institución estén generando procesos de transformación con una alta premura y atención focalizada en los efectos en la práctica social desde una visión política y económica, desatendiéndose de esta manera el desarrollo de una verdadera teoría científica del cambio educativo como condición indispensable para lograr las transformaciones que en el orden de la educación social y escolar se aspiran.

 

Solo este espíritu científico, esta actitud ante el cambio educativo, este cambio hacia el cambio educativo convertirán los empeños de transformación de la educación de un anhelo ideal que raya en “consigna” de la educación contemporánea, en un proceso real, científicamente concebido en que sus actuales protagonistas, en especial el maestro actúe como un verdadero profesional de la pedagogía, con su ciencia y con conciencia.      

 

 

 

 

 


B I B L I O G R A F I A

-         Cárdenas, Antonio L., A. Rodríguez y R. Ma. Torres. El maestro protagonista del cambio educativo. Colección Aula Abierta. Cooperativa Editorial Magisterio. Bogotá, 2000.

-         Castro-Kikuchi, Luis. Diccionario de Ciencias de la Educación. Ceguro editoresp Lima, 2000.

-         Congreso de Educación de CEAPA. Los retos de la educación ante el siglo XXI. Editorial Popular, S.A Madrid, 1995

-         Ferry, Gilles. El Trayecto de la formación. Los enseñantes entre la teoría y la práctica. Ediciones Paidos, Barcelona, 1991.

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-     Infrancesco V, Giovanni M.  La investigación pedagógica: una alternativa   

       para el cambio educacional.  Editorial Libros / Libros SA. Bogotá, 1998.

-         MEN, Consejo Nacional de Acreditación. Pedagogía y Educación – Reflexiones sobre el Decreto 272 de 1998, para la Acreditación Previa de Programas en Educación. Compilación de documentos preparados por distintos autores. Santafé de Bogotá, D.C., Diciembre de 1999.

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-         Valera Alfonso, Orlando. Orientaciones pedagógicas contemporáneas. Colección Aula Abierta. Cooperativa Editorial Magisterio. Bogotá, 1999.

-         Valera Alfonso, Orlando. Las tendencias pedagógicas contemporáneas. Fundamentos para su debate epistemológico. En: Revista El educador gran colombiano ·2 (21-30) Universidad la Gran orolombiana. Bogotá, 2000 

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J
<br /> Hola tu articulo me gusto pues presenta datos interesantes me gustaria saber tu opinion sobre el futuro de la educacion en México? te dejo otro articulo que me parece tiene exelentes ideas..<br /> http://ciencias.jornada.com.mx/ciencias/investigacion/ciencias-sociales-y-humanas/investigacion/un-sueno-el-papel-de-la-educacion-superior<br /> <br /> <br />
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