Globalización y educación.

Publicado en por ofdp-mexico


Lic. L. Alejandra Larios Torres*

Septiembre 2009


 

 

Globalización, una palabra muy mencionada por muchos y quizá no entendida por todos.

 

Se conoce por globalización al fenómeno de la apertura de las economías y las fronteras, lo anterior  como resultado de los intercambios comerciales, la circulación de personas e ideas, la difusión de la información, los conocimientos y las técnicas, proceso que se ha acelerado en los últimos años y que el día de hoy parece que  avanza tan rápido, que es casi imposible de ser asimilado.

 

No es nada raro escuchar, tan solo en las noticias diarias, algo que tiene que ver con este “gran fenómeno” que por sí  sólo, parece un gran monstruo que no se detiene, que nos sobrepasa y que nos deja incluso, sin tiempo para asimilarlo; es como si también nuestras mentes hayan sido ya globalizadas.

 

Como todos los grandes movimientos sociales, la globalización ha venido a aportar a nuestra sociedad elementos tanto negativos como positivos, que desde mi muy particular punto de vista, entraron como positivos pero resultaron “dañinos” a algunos espacios sociales porque no se supieron comprender. Específicamente hablando de México, éste se dejó envolver en el movimiento económico persiguiendo el impetuoso afán por abrir las puertas al mundo, sin preguntarse siquiera si estaba preparado para abrirlas, ya no se diga si estaba listo para recibir.

 

Sin lugar a dudas, la globalización es una fuente de múltiples oportunidades, la dificultad se encuentra en saber explotar el potencial del crecimiento que conlleva consigo el fenómeno y garantizar un reparto justo de sus beneficios; así como encontrar el equilibrio en la reconciliación del crecimiento económico, la cohesión social y la protección del medio ambiente.

 

Pero entonces, ¿En dónde es que queda sumergido el papel de la educación en este gran fenómeno?.

 

La educación, como todo lo demás, no ha podido escaparse de la “victimización” de la globalización, y aunque pareciera un hecho aislado a ésta, la realidad es que sustenta en mucho el éxito que la misma pueda alcanzar en la sociedad. Es por tanto, un eje de participación importante en el intento por lograr el equilibrio buscado y mas específicamente en la cohesión social.

 

El problema de la “educación globalizada” es que, es precisamente su ventaja lo que la anula. Estamos en un momento social en que tenemos a nuestro alcance una serie insospechada de recursos que “deberían” facilitar el proceso educativo, pero parece ser que en lugar de hacer eso lo están entorpeciendo.

 

Como Docentes, no hemos aprendido a aprovechar nuestros recursos y por el contrario, pareciera que gozamos con sabotearnos a nosotros mismos.

 

Debemos entender por primera instancia que el hecho de que las cosas funcionen en “otro lado” no quiere decir que funcionen aquí con nosotros; debemos recurrir a nuestra lógica de vida para entender que lo complejo se forma a través de los simple y no al revés. Que para llegar arriba tuvimos que estar primero abajo, o para que sea más claro, que después de la “a” siempre seguirá la “b”. No podemos seguir “creyendo” que las cosas van bien, debemos cerciorarnos de que “vayan”, no podemos seguir “imaginando” que algún día va a pasar, debemos actuar para que pase, No debemos permitir que alguien aprenda inglés cuando ni siquiera habla bien el español. Ahí, es donde se encuentra el problema; no en la globalización o en lo que algunos otros hayan decidido, sino en que también jugamos a hacerle al ciego y antes de poner el cimiento queremos subir al techo.

 

Desgraciadamente, los programas educativos están sufriendo el embate de la globalización y han venido desde otros lugares a decirnos que las cosas no están bien y lo peor es que nosotros nos hemos vuelto actores de la mentira y tenemos como resultado un educación donde no pasa nada, hacemos como que pasa y pasamos como si estuviéramos haciendo y mientras tanto, el mundo sigue su camino avanzando y encontrando nuevas formas, nuevos métodos y  nuevas ideas que después nos parecen mejores que las que estábamos llevando a cabo y comenzamos a utilizarlas sin haber siquiera concluido con “el experimento anterior”. De eso se hace la educación porque así lo permitimos.

 

El movimiento social que vivimos no podrá ser detenido y de nosotros depende si dejamos que nos “arrastre” o si decidimos mejor “caminar”  con él.

 

Por más avances  y por mas tecnología que el mundo nos pueda vender, la materia prima la tenemos nosotros en nuestras aulas, hagamos conciencia de la importancia de trabajar con seres humanos que necesitan y piden ser formados, seamos responsables del error que cometemos al someter a nuestros alumnos en una “educación globalizada” y emprendamos un trabajo personal de humildad, respeto y amor por ellos,  reconozcámoslos por su nombre, no por un número…como los enlista la globalización.

 

Tratemos de sumergirlos en un mundo tecnológico e ideológico al que le aporten y no en mundo  que los consuma.

*Maestrante del Postgrado en Metodología de la Enseñanza
  Instituto Mexicano de Estudios Pedagógicos, A. C. (IMEP)


Etiquetado en los jovenes opinan...

Para estar informado de los últimos artículos, suscríbase:
Comentar este post